Jugar con un paracaídas es una experiencia llena de sensaciones: la fuerza del viento en nuestro rostro, los colores en todo nuestro alrededor... es como estar en la carpa de un circo de tamaño personal que gira, se detiene; sube y baja lentamente.
Es una de esas actividades que adultos y niños difrutan por igual, porque tanto disfruta quien está agitando el paracaídas como quien está debajo del mismo.
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